sábado, diciembre 30, 2006

A mí me dieron un día..

2006. dic. 30













A mi me dieron el mar




con tal de olvidarte,




a mi me dieron el mar




para no besarte,




a mi me dieron las nubes




para volar




lejos de ti,




a mi me dieron las nubes




para fingir




que no existías.





A mi me ofrecieron el bosque




para perderme en tu mirada.




A mi me ofrecieron el bosque




para alejarme de la oscuridad.




A mi me ofrecieron las olas




para vivir en tus besos.




A mi me ofrecieron las olas





para adivinar tu sabor.




A mi me ofrecieron dos estrellas





para vernos reflejados en la noche.




A mi me ofrecieron dos estrellas




para coger tu mano
en silencio.




A mi me ofrecieron una iglesia




para creer



que yo soy ella.




A mi me ofrecieron una iglesia




para hablar contigo
detrás de ella.




A mi me ofrecieron una voz




para decirte
cuánto te quiero.




A mi me ofrecieron unos brazos





y una boca





para demostrártelo,




una sonrisa





para enseñártelo,




y unos ojos






para que veas
cómo lo hago.













Y es que lo pequeño es siempre lo que más ocupa...
Para Juan.

viernes, diciembre 29, 2006

Una rosa

2006. dic. 29


Los sueños dulces saben amargos, saben a lágrimas, a miedo, a cariño, a pasión. Los sueños dulces saben a miel, a sal, a música, a una voz cantando en la oscuridad.


Los besos agrios saben a algodón de azúcar, a las olas rompiendo en las rocas, a dos manos buscándose furtivas, a las promesas que se hacen sin querer. Los besos agrios saben al arrepentimiento, a miedo, a los dias que pasan del calendario, al batir de alas... a los rayos del sol.


Los pensamientos furtivos están hechos de alquimia, de canciones, de pasiones, de nombres de personas, de deseos en la oscuridad, de abrazos solitarios y noches de almohadas vacías, de palabras susurradas al aire.


El amor está hecho... ¿de qué estás hecho?

Y ya...

2006. dic. 29


"- Me perturbas- había dicho- pero también me intrigas"



Eres la cosa más rara, extraña, multiforme, adorable y enrollada que jamás, en todo lo que llevo de vida, he tenido el gusto de echarme a la cara...

O tal vez es sólo porque me molesto en saber quién eres...

jueves, diciembre 28, 2006

La estrellita, la Niña, y la Personita

2006. dic. 28




Nuevas fuerzas, nuevas alegrías me asaltan la mente esta mañana. Has sido, sin yo saberlo, sin tu quererlo, el deseo que se le ha concedido a una niña caprichosa de quince años un veintisiete de julio. Hace un año, una niña se sentía sola, y viendo a una estrella fugaz pasar, le suplicó, entre lágrima y lágrima, que le concediese una persona que la amase y a la que amar para toda la vida; le pidió que trajese esa persona que seria especial para ella cuando tuviese dieciséis años.


Y llegó el día del decimosexto cumpleaños de la Niña, y comenzó a esperar. Le pasaron muchas cosas en ese tiempo en es que cada día era una espera constante e inconsciente. Se dio cuenta de que sus amigas no eran sus amigas, que entendía mejor a los hombres que a las mujeres, que le gustaba cantar bajo el sol del verano; también conoció a muchas personas, una más especial que las demás, y profundizo en los sentimientos de personas que ya conocía.


Pero poco a poco, el tiempo iba pasando, incesante, sin pausa, y ella no sentía nada, no veía nada, hasta que un día se dio cuenta que hacia tiempo que una Personita ocupaba su mente por completo, se dio cuenta de que esa Personita le decía cosas realmente bellas, y que sabia hacer como nadie que sonriese y que se olvidase de sus penas. La Niña, tras días de dudas y de estudiar a esa Personita que se había convertido en alguien tan especial, a lo que sentía, decidió decírselo todo, claro y sin rodeos.

Al principio la Niña pensó que esa Personita podía llegar a sentir al menos un poquito de lo que sentía ella, y fue increíblemente feliz por unos días. Ya casi ni pensaba en la estrella a la que le había susurrado que quería ser feliz. Y un día, sin previo aviso, esa Personita le dijo que no sentía lo que ella, que quería seguir siendo libre. La Niña asintió, y se dispuso a dejarlo ir, a seguir ella con su estrellita. Sólo se permitió llorar el desengaño tres noches y un día, y después siguió como si esa Personita nunca hubiese estado en su vida, como si las cosas que sentía fuesen producto de su imaginación, como las historias que se inventaba.


Pasaron algunas semanas, semanas que, aún hoy, a la Niña le parecieron eternidades, y una mañana de veintitrés, esa Personita tocó en su puerta, y le dijo que quería verla. A la Niña le asaltaron un millón de emociones contradictorias, y ninguna. Amor, ternura, rabia, confusión, nervios, expectación... Aceptó verlo, y él le dijo que no se la podía sacar de la cabeza... del corazón. Y a ella se le derritió el alma ante unos ojos que conseguían hechizarla y que le decían que querían llegar a amarla.


Y ayer le prometió a la Niña tantas cosas, le dijo tantas otras, que le hizo acordarse de la estrellita.


A la Niña sólo le queda por agradecer a la estrellita y responder con todo el amor con el que es capaz de expresar en una pantalla de ordenador, que esas palabras le llegaron a lo más hondo del alma.

miércoles, diciembre 27, 2006

Versos del dia después de Navidad

2006. dic. 27 (del 26)





Buscar tu mano
para rozarla sin querer.
Buscar un pretexto
para acercarme a ti,
sin que me veas.
Beber tus ojos
para creer
que Dios existe
en cada palabra que pronuncias,
en cada gesto que se te escapa.
Sentir
que ahora sí,
que las estrellas,
esas que se ven pocas,
esas mismas,
serán testigos
del único momento que no se repetirá jamás,
que se hace esperar.
Y de nuevo sentir
que aún no,
que el juego sigue.
Amarte es
divertirme
pidiendo ayuda
para escribir algo con sentido
a excepción de un
Te Quiero.
Be the love generation.

martes, diciembre 26, 2006

Benditos ojos que me esquivaban...

2006. dic. 26


No sabía que era él, ese chico tímido que se sentaba en la esquina, el que iba a tener el control de su corazón, de las veces que acelerase el pulso, no se podía imaginar cuan enamorada llegaría a estar de sus ojos, de sus palabras, de él. Nunca se lo había imaginado así. Un día, ella leyó algo que él había escrito, posiblemente para ella, tal vez para nadie, nunca le dijo para quién era. Era un poema, y en él expresaba cosas dolorosamente bellas. Y quiso quedarse así para siempre, absorta en sus palabras, sumergida en besos que tal vez algún día llegaría a saborear... besos con sabor a sal.

Había noches en las que se despertaba a las cinco de la mañana, y, con la cabeza recostada en la almohada, escuchaba el silencio de la casa, el tic-tac incesante, y de repente, ruidoso de los relojes.



No tengo ni la menor idea de cómo voy a hacer yo, para seguir entera cuando te vea...







lunes, diciembre 25, 2006

Soy yo...eres tú... Mi regalo

2006. dic. 25


Me marea el hecho de tener la página en blanco ante mi, tengo miedo de no poder decir todo lo que he guardado adentro durante tanto tiempo... tengo miedo de volver a decirte "te quiero"... ¿cómo sé que no me volverá a doler? Confío en ti... en lo que sientes, en lo que siento yo... pero sigo teniendo miedo.


Me asusta el acostarme cantándole a tus ojos, de la misma intensa manera en la que quiero verte, que me digas que quieres verme... No sabes lo cerca que estuve de tirar el móvil contra el suelo cuando me dijiste que querías verme... "¿Qué le pasa a este?", pensé. En realidad me gustaba que me lo dijeses, pero no sabía como tomármelo... entiende... ya no sé a dónde ir... ni que hacer, ni qué decir... ahora la que tiene miedo soy yo, ahora la que está al borde del abismo, soy yo...


Pero tengo pensado saltar... voy a saltar. Cuando me lo pidas, cuando tú quieras, agarraré mi miedo, y lo tiraré al vacío... y me daré la vuelta, y detrás de mi estarás tú, sonriendo. Y beberé de tus besos con sabor a sal...


¿Me dejarás?



Son tantos los regalos de Navidad que se nos dan sin que nos demos cuenta...






P.D.: Que tú creas que me has dejado pasar, no significa que yo me haya querido ir.

viernes, diciembre 22, 2006

Otros viven ya otra vida...

2006. dic. 22




-El misterio ha desaparecido de mi vida, ya mi mente no se ve capaz de dictar a mis manos las historias que tanto me gustaban antes. Ahora todo es o blanco o negro, ya no hay gris, ya nada comienza siendo blanco para al final acabar siendo negro. Ya no hay historias que tiñan mi mente, ya no hay palabras ajenas que se paseen por mis pensamientos, vagabundas, reuniendo ideas para crear mis misterios.

>Ahora todo es demasiado claro, incluso para mi. Ya no soy capaz de confundir, de mentir para luego decir la verdad; o miento, o digo la verdad... No hay intermedio ya para mi.

>Y solo quiero saber... ¿quién se lo llevó? ¿Dónde está todo eso con lo que empecé y que ahora se ha ido?

Estaba sentado en un banco en medio del bosque. Había empezado a nevar desde hacía rato, y la nieve le creaba un manto blanco sobre los hombros, le cubría el cabello negro, que le escondía sus vacíos ojos marrones... Para todo aquel que llegase en ese momento, aquel hombre de menos de veintitrés años hablaba solo; porque de hecho así era... o al menos eso creía. No se había fijado en la figura que estaba detrás de él, la mujer que lo miraba desde detrás de los árboles. Una capa blanca le cubría totalmente el cuerpo, y apenas si se le podía distinguir el rostro entre su cabello rubio.







El hombre hundió su cara en las manos, y comenzó a llorar en silencio, desconsolado. Entonces la mujer emitió un ruido de desagrado, y él se dio la vuelta al instante, sorprendido. Pero antes de que pudiese ver si quiera los gélidos ojos azules que enmarcaban el rostro de la que había sido su espía, un frío puñal se clavó silencioso y suave a través de su estómago. sintió como si en lugar de carne, su cuerpo estuviese hecho de mantequilla. Ella también debió de sentirlo, porque se estremeció de una manera casi imperceptible, retiró el puñal, y se alejó corriendo, ágil, entre los árboles, dejando atrás a un cuerpo al que se le escapaba la vida en cada aliento.





Y poco a poco la nieve fue perdiendo toda su claridad para cambiarla por el rojo de la sangre, la sangre de un asesino, de un maltratador, de un padre, de un poeta, de un amante, de un pintor, de un escultor, de un alcohólico, la sangre de un mentiroso... la sangre de un hombre.











Imagínate reptar como una boa...

jueves, diciembre 21, 2006

Arenas...

2006. dic. 21


Hablar o no hablar, querer o no querer... ¿quién ama a quién? ¿Por qué siento que te duele cada vez que lo nombro? ¿Por qué siento que temes soltarte de la misma manera en la que ya crees que estás tan lejos como para que mis ojos no te alcancen?
Te molesta que permanezca impasible ante ti, y cuando te demuestro que puedo derretirme ante tus ojos me desprecias... ¿quién te entiende?

Luchas por parecer impasible ante todo y ante todos....

miércoles, diciembre 20, 2006

El pasado nunca muere

2006. dic. 20












Se acuerda... ¿cuántas promesas de amor ha roto? ¿Cuántas veces ha prometido amar para siempre? ¿Cuántas lágrimas ha derramado por cada promesa rota? ¿Cuántas veces se ha maldecido, se ha prometido a si misma no volver a prometer jamás? Seguramente muchas veces... ella es así. Ama demasiado y a demasiados, y la única manera que encuentra de hacer que sus amores no parezcan mentira es prometer que "te amaré siempre", que "le he olvidado", que "ahora sólo estás tú...". Le aterroriza tener que dejar de querer a alguien, tener que amarlo... odia enamorarse, porque siempre se enamora de personas que fueron sus amigos, y no quiere perder a los amigos. Pero sabe que el corazón es tramposo, y miente cuando dice que ya no más.





A veces, por las noches, recuerda una a una las promesas de amor que hizo en silencio, las que dijo, las que se calló... y todas ellas están rotas en mil pedacitos, a cada cual más pequeño, mezclados unos con otros, y trata de recomponerlos, devolver cada promesa a su legítimo dueño... pero sabe que no puede, y al final siempre acaba derramando una lágrima por cada pedacito incompleto, porque saben cómo se siente ella, porque las promesas rotas son las únicas que no guardan rencor, porque saben que ella nunca dejará de amar del todo. Al menos no mientras abra cada noche la cajita y los observe con añoranza, experimentando otra vez los sentimientos del pasado... la alegría, los nervios, la tristeza, la vergüenza... las palabras de la libreta. Recuerda los nombres, las caras, lo que más le gustaba y lo que no, lo que aprendió de cada error.





-En cierta manera,- le dicen a veces las promesas- nosotras no estamos tan rotas como tu nos ves, porque añoras el tiempo en el que nos pronunciaste, y lo que sentías entonces, y aún hoy eres capaz de sentir los nervios en tu estómago cuando cruzas una mirada que en realidad no significa nada. Sigues enamorada, de todos y cada uno, pero solo queda la estela...





Así que ella piensa que, al fin y al cabo, prometer no está tan mal... siempre que logres no olvidarte nunca de las promesas.




















... Nunca se promete demasiado.

domingo, diciembre 17, 2006

Cierra una, y abre otra. Bienvenida

2006. dic. 17


Llegó el momento... ya sabes por qué si, y por qué no. Es demasiado pronto, y tú demasiado impaciente, entiende que si es ahora harías daño a muchas personas, sin incluirte a ti, que serías la más perjudicada. ¿Aceptarías perder muchas cosas a cambio de una sola?

Entiende que tu momento llegará, que no es que la estrella te haya ignorado, es que ahora no. No es tu momento... Es como si quisieras montar el árbol de Navidad en agosto, no se puede ¿verdad? Y no por que no quieras, porque seguro que ganas no te faltarían, es porque las Navidades son en diciembre y no en agosto, ni en otro mes.

Recuerda lo que siempre te decían: "No tengas prisa por crecer, ya llegarán los dias en los que llorarás y suplicarás volver a cuando eras niña y tu única preocupación era ver los dibujos de la tarde." Además, no estás sola...en todo este transcurso me has descubierto a mi... y esta misma mañana has definido a Basilisk... que es...bueno... es bastante interesante, ¿no crees?


¡¡Claro, quién puede haber mejor que yo para nada!! ¡Y lo del intelecto ya ni se menciona...!


... ¿Estás mejor?


...Jiji, tendré que seguir tirando ropa, entonces..


¡¡Eso es!! ¡¡Lo logramos, Ele!!


No me llames Ele...



viernes, diciembre 15, 2006

Películas...

2006. dic. 15


Y allí observo, en silencio... Lo descubrí por casualidad, ni siquiera buscaba, ni siquiera sabía que existía,a pesar de que lo intuía.


Lo primero que vi fue su foto, ese rostro, esa sonrisa que tantas veces analicé, tan hermosa, tan radiante, tan feliz... tan enamorada. Y poco a poco fui cerrando los ojos, me encapriché contigo, y no quería dejarte ir, me daba miedo creer que amases a alguien que no fuese yo. Me comporté como una persona sucia, mezquina y deshonesta. Fui una humana más.

Pero poco a poco, me di cuenta de que eso duraría para siempre, que, una vez más, por mucho que yo tratase de atarte a mi lado, tu mente siempre estaría volando libre hacia otras costas, que besarías mis labios sin besarme a mi, que mirarías mis ojos sin ver los mios propios, sin verme a mi... Me di cuenta de que yo no debía dejarte ir, porque tú nunca habías estado.

Porque, amor, la distancia engaña y juega malas pasadas, y simpre el anhelo y el deseo por estar con la otra persona, lo proyectamos en alguien más cercano, y no necesariamente la mejor persona.


"Cuando llega el amor no correspondido, la almohada se queda sola, en la habitación, esperando a otro cuerpo para poder cobijar los sueños."
-Imanol-

jueves, diciembre 14, 2006

Dream a little dream of me

2006.dic. 14



No por ella, por lo que ella pudiera sentir. No le importaba gran cosa
lo que ella pudiera sentir, mientras lo disimulara.
-"Las Armas Secretas" Julio Cortázar-



Entramos en la tienda. Ella y yo. Allí nos encontramos con una mujer de enormes pechos, resaltados por un traje de cintura estrecha y un enorme escote. El vestido era sencillo y provocativo a la vez, y caían sobre sus hombros desnudos mechones de pelo rizado y gastado por el tinte rubio que los vestía.. La mujer, con una sonrisa amable en el rostro, nos intentó vender unas telas, pero nosotras salimos por la puerta de atrás de la tienda. El sol brillaba en la calle, cegador, y me impedía ver con claridad el color de la ropa, distinguir cómo eran las paredes que se levantaban a mi alrededor.


Después de salir del local, recorrimos uno o dos metros, hasta girar en una esquina, y allí estabas tú, sobre ella, jadeando desesperado, moviéndote incesante hacia delante y hacia atrás. Pero no sentías nada, te movías deprisa buscando hallar una satisfacción que no llegaba. Yo te miraba, con una sonrisa paciente en el rostro. Te había visto hacer eso muchas veces... no había amor en el acto, sólo un anhelo egoísta e inalcanzable. Estábamos, ella y yo y ella y tú, sobre una gran plataforma, y en el borde de ésta había un hombre, que os miraba entretenido, como si hubiese pagado por ver el desvarío intento de un loco por volverse cuerdo. Cuando se dio cuenta de que estábamos allí, me miró, condescendiente, y emitió un suave silbido, para hacerte saber que habíamos llegado, y tú levantaste la vista, y en tus ojos había un reflejo de concentrado y decepción, mezclado con un montón de motitas de color marrón más. Me viste, y cuando te diste cuenta de quién era yo, cuando reconociste mi cara, mis ojos, te incorporaste lo más rápido de lo que fuiste capaz, y te terminaste de vestir a la misma velocidad. No te daba vergüenza estar así, pero no te gustaba que yo te viese de esa manera, como a un tigre enjaulado, desesperado por salir y vengarte de quien te había pinchado mientras se reía de ti, de tu impotencia.


Cuando habías terminado de vestirte, te sentaste en el suelo, con las piernas cruzadas y yo me acosté en el suelo, con la cabeza apoyada en tus rodillas. Apoyaste tu mano en mi cabeza y me mirabas a los ojos, mientras pensabas en qué pasaría si me besabas ahora, en la curiosidad que sentías por saberlo. Y yo oía tus pensamientos, tan claros como si me los estuvieses diciendo en voz alta, y me sorprendió porque sabía que tú no querías que yo supiese eso... y mientras lo pensabas, y me mirabas, me analizabas la mirada, mis ojos, tu sonrisa se iba ensanchando poco a poco, y tus ojos brillaban alegres. Como siempre, tu sonrisa me contagió, y yo tampoco pude evitar sonreír, mientras te decía:



-He comido galletas. Si me besas ahora, sabré a galletas.

lunes, diciembre 11, 2006

El reino de las sombras

2006. dic. 11

Se pasean por la ciudad, son los dueños de la noche, de los sueños de las personas que duermen tranquilos, pensando que todo el mundo se ha parado sólo para que ellos puedan descansar de su estres, de sus mentiras, para vovelver a ser niños...

Son rostros sin nombre, y nombres sin rostro, van modificando las cosas a su antojo, creando paraísos donde sólo hay desastre, buscando abrazos donde hay censura, abriendo manos de muñones. Bailan valses con el viento, cantan con el llanto de los grillos, y vuelan con las libélulas que, curiosas, se han levantado para contemplar toda la magia que despierta al anochecer.

Son sombras que te buscan la mano para contemplar un anillo, que te llaman para bailar, que te cantan sin temer. Son sombras que no quieren ser gente, sombras que una vez tuvieron un hogar, pero que amaban demasiado la noche para seguir siendo diurnos... Y eso enamoró a las libélulas, la libertad que emanaba de cada movimiento de esas sombras, cómo se deslizaban por la ciudad, gritando con todo el aire de sus pulmones, sin despertar a los demás...


Lamentándose en silencio de ser una especie en extinción, y sintiéndose orgullosos de ser los últimos. Sentían curiosidad por ellas, las libélulas, un animal que vive en la luz, ¿cómo era capaz de adentrarse en la sombra sólo para ver a la estela de lo que antes había sido una especie hermosa y llamativa? Y ofrecieron a la libélula adentrarse con ellos para siempre en la noche... pero ella rechazó, temía la oscuridad desde hace demasiado...


Y las sombras se alejaron, llevándose con ellas su último rastro de magia y maravilla. Y la libélula acabó lamentándose; y por eso busca, insesante, rápida, en cada rincón, buscando las sombras que le ofrecieron unirse a su reino de sombras... pero no las encuentra...



Porque no se atreve a buscar de noche.

domingo, diciembre 10, 2006

El vuelo de la libélula

2006. dic. 10


No puedo más, siento que voy a estallar... quiero llorar de la rabia, la impotencia. Quiero agitar con fuerza la cabeza, y que te evapores de mis pensamientos, ya no me gusta pensar en ti, ya no me siento feliz, ni cómoda, ni alegre... sólo siento una bola negra en el pecho pujando por salir, por llamarte de todo lo que se me ocurra, menos bonito. Pero no puedo, me retienen tus ojos, tu forma de ser. Eso es lo único que te ha salvado de mi, de mi dolor, me mantengo a ralla porque ellos me lo piden, porque saben que han hecho más daño del que realmente pretendían hacer. Y yo los compadezco; por una vez, me aparto para dejar pasar a tu remordimiento.


Y es tu maldita autocompasión la que me revuelve los pensamientos, y hace que quiera olvidar todo de ti menos tus ojos... ¿cómo me han podido enganchar tanto, de esa manera tan... inexplicable? Desearía poder arrancarme la bola negra del pecho y dejar todo como estaba antes de que a mi se me ocurriese hacer nada, decir nada, a veces cierro los ojos, y siento, sé que es para no abrirlos más, porque no me gusta la realidad que viví, las consecuencias de mi "gran guerra". Pero me obligo a abrirlos de nuevo, a mirar al frente, a seguir amando a lo que sea que deba amar, me obligo a darle mi voto de fe a la estrella, al fin y al cabo, aún quedan tres meses, y en menos tiempo han ocurrido cosas más imposibles que esa... Y lo único que me quedaba para poder escapar era escribir, transformar en palabras mi malestar, mi repulsión inexplicable... te quiero tanto y a la vez te quiero...tan lejos.


Quiero difuminar todo tus recuerdos, todas las palabras que hicieron que me recorriese todo un escalofrío desde los pies hasta la nuca. Quiero olvidarte todo tú, de la misma manera en la que un dia traté de grabarte a fuego en mi memoria. Quiero que dejes de existir para mi... todo, menos tus ojos...









He vuelto.

sábado, diciembre 02, 2006

Cese de Temporada

2006, dic, 2





Había visto cómo se acercaba, tras días de espera, hacia la tienda. Estaba realmente emocionada. La había visto una vez, hace no más de una semana, al pasar con su madre por delante de la tienda de antigüedades. Se había parado un instante, y había mirado al interiror de la tienda a través del escaparate, y fue entonces cuando la vio... y supo qué era lo que iba a pedir a Papá Noël por Navidad... Su madre empujó de ella y siguieron su camino, estaba empezando a nevar otra vez, y el frío congelaba las manos cubiertas por los guantes de lana. Cuando la niña llegó a su casa estaba muy silenciosa... pensaba en si realmente se habría portado lo suficientemente bien como para merecerse que Papá Noël le regalase algo... al final decidió que si, y se dispuso a escribir la carta.



Querido Papá Noël: -escribió.

Este año me e portado muy vien y e hecho caso a mi mamá en todo lo que me dijo que iciera. Tamvién e sido una niña buena en el cole con los de mas niños de mi clase... ¿sabes que la proffe me dijo que hera una niña muy lista y travajadora? Aunque dijo que tengo que travajar mis fáltas de Ortografía... y le estoy aciendo caso, todos los dias escribo y leo muco, como me dijo, para escrivir vien, como una niña grande.

Como sabrás te estoi escriviendo esta carta por que faltan pocos dias para que sea navidad, ¡¡tengo muchas ganas!! Mi mamá hace una comida muy buena ese dia, y yo siempre como mucho. Si quieres le puedo decir a mi papá que si deja que mi mamá te guarde un poco para que lo pruebes...Vueno, te queria pedir que si me podías traer una muñeca de proselana, que tiene un gorro rojo muy vonito y un bestido también rojo, con un chaleco verde fuerte. Tamvién tiene los ojos azules, como yo, y tiene el pelo negro... es muy vonita, y me gustó mucho. Esta en una tienda del pueblo, es una tienda de antiwedades.


Le diré al hombre de la tienda que la guarde para ti, ¿bale? Muchas grasias, y felis navidad.




¡¡Por cierto, saluda a la señora Noël de mi parte!!



Sally



Tan pronto como pudo salir de su casa otra vez, para ir a hacer los recados a los que la mandaba su madre, pasó por el buzón, y allí dejó la carta que había escrito con tanto esmero. Estaba muy orgullosa de si misma porque era la primera vez que escribía una carta ella sola, sin decírselo a nadie. Ya era una niña mayor.

Todos los dias, a la vuelta del colegio, pasaba por delante de la tienda de antigüedades, y posaba sus ojos azules sobre el escaparate, y después buscaba ansiosa la muñeca, y siempre la encontraba. Era preciosa, tan pálida, con los mofletes sonrosados, y su boca ligeramente teñida conun tono rosa pálido. Pero lo que más le gustaba era su vestido, tan elegante, que parecía una princesa. Más de una vez pensó en entrar, pero nunca se atrevía.


Las vacaciones de navidad se acercaban, y Sally sabía que, después de que comenzasen las vacaciones, ya no podría pasar por la tienda sola hasta que volviese a comenzar al escuela, y aún no le había pedido al dependiente que se la guardase para que Papá Noël se la fuese a buscar. Entonces decidió que ese mismo día, después de salir de la escuela, iría a la tienda, y le pediría al dependiente que la guardase para ella.







Eran las doce y media, oyó a lo lejos el timbre de la escuela del pueblo, e , inmediatamente después, los gritos de júbilo de los niños al saber que no tendrían que volver a la escuela hasta después de año nuevo. Desde la penumbra de la tienda, y semioculto entre las cajas, asomó su cabeza para tratar de ver fuera de la tienda. Sí, allí estaba, como todos los días, se dirijía hacia el escaparate, miraría dentro un rato, se ajustaría el chal de punto gastado y, casi como si le costase, daría la vuelta y se iría a su casa. Se preguntaba cuándo entraría en la tienda, e inmediatamente su pregunta quedó respondida. Sonó la campanilla de la puerta, para anunciar que había entrado un cliente, y una ráfaga de viento helado la acompañó. Por un momento el bullicio que se oía en las calles cubiertas de nieve se hizo más fuerte, y luego volvió a callar, como si hubiesen bajado el volumen. Y el silencio volvió a cubrir las paredes de la tienda. La niña apenas se movía, y, tras un instante de duda, llamó:

-Ho...¿hola?


-Buenas tardes, jovencita- saludó él.



-Buenas tardes, señor... yo...eh...Me llamo Sally, señor y vengo ah...


-Buenas tardes, jovencita, yo me llamo Dídac, y soy el dueño de la tienda. Dime, ¿en qué puedo ayudarte?- la cortó él. Pretendía ser amable, y que la niña perdiese el miedo,o la vergüenza, o lo que sea que le impidiese hablar con normalidad...

Observó como se quedó un instante en silencio, buscando algo en la tienda, y luego su mirada se posó sobre una vieja muñeca de porcelana, que estaba toda rota. Sin embargo, al verla, su mirada se iluminó, y supo enseguida a qué venía.


-¿Te gusta esa muñeca?- preguntó.


La niña asintió en silencio, sin poder apartar la mirada de la muñeca; estaba como absorta, pareciese que veía más allá incluso de la propia muñeca, y Dídac se preguntó sis ería buena idea dejarla ahí, mirandola.


-Es muy bonita, ¿verdad? Y eso que ahora está rota... pero cuando la compré estaba completamente nueva. Se la compré a una familia de burgueses que querían desacerse de ella. Había sido la muñeca favorita de su hija, pero esta había muerto de tuberculosis el invierno pasado, y, tras mucho llorar, habían decidido que lo mejor era vender todo lo que había pertenecido a la niña. Casi me la regalaron...


La niña había centrado otra vez la mirada en la muñeca, o al menos eso pensó durante una fracción de segundo, hasta que la niña dijo:


-¿Y qué pasa con esa niña de ahí?


A Dídac se le erizó el pelo de la nuca. Sabía a lo que se refería, pero aún asi, contestó desprecupado:

-¿Esa de la foto? Ah, no es más que una modelo...


La niña calló, sin atreverse a replicar, pero siguió mirando cinco centímetros por encima del sombrero de la muñeca. Estaba muy seria, como si estuviese prestando toda su atención a algo que le estuviesen diciendo.
De repente sintió unas ganas irrefrenables de desacerse él también de la muñeca... y de la niña, de Sally. Su corazón se aceleró y trató de echarla de allí.


-¿La quieres?

-Sí- contestó.

-¿Cuánto me vas a pagar? Porque no pretenderás que te la regale...


-Sí lo hará- replicó- va a cerrar la tienda mañana, y quiere desacerse de la muñeca cuanto antes, por eso la sacó de la caja y la puso a la vista de todo aquel que pasase, para que la comprasen...


Y entonces se sintió muy débil, y viejo, como si tuviese el doble de su edad actual, y sobre su espalda hubiesen cargado todas las cajas que había en su almacén... Y se sintió solo, y recordó a su esposa, y a su hija, Julia... las echaba tanto de menos. Pensó que echando a la niña de al tienda se sentiría mejor, y eso hizo. Sally agachó la cabeza, y salió sin decir una palabra.

Dídac la observó irse calle abajo, aún apesadumbrada, y detrás de ella iba dejando sus huellas en la nieve. Cuando Sally se perdió en la niebla, Dídac colgó el cartel de "Cerrado", y se dió la vuelta para salir.

Y fue entonces, cuando ya echaba las rejas delante del escaparate de la tienda, cuando se dio cuenta de que la muñeca no seguía allí... Suspiró. Tendría que recuperarla en la siguiente Navidad.







P.D.: Por causas que aún no sé si decir ajenas o no a mi voluntad, voy a dejar de publicar durante un tiempo, no sé si largo o corto... Puede que me lo piense mejor y ay mañana publique, o puede que me esté meses sin publicar nada. Gracias a todos por leerme y comentar.

P.D.2: Feliz Navidad y Año Nuevo ^^ (por si acaso :P)






viernes, diciembre 01, 2006

"CRASH"




-¿Qué ha sido eso?


-No lo sé...



-¿Ves como tenía razón?



-..Oh, cállate



















¿Quieres saber cómo me siento? Vete con traje de chaqueta
a una playa nudista...