miércoles, agosto 30, 2006

Muñeca de porcelana

2006. Ago. 30

Le gustaba sentarse por la noche delante de la pantalla del ordenador y escribir sobre su más pasional y satisfactoria amante... Ella conseguía que cualquier cosa pareciese un tesoro; con sólo mirarla a la cara. Lo único que tenía que hacer era aventurarse en su mirada y sentía que tenía a sus pies un mundo de posibilidades y grandezas.


Le gustaba escribir en soledad. Era agradable conjeturar sobre la vida de otras personas, era agradable sentirse como Virginia Wolf; tener dos vidas para vivir, y poder controlar, o simular que controlas, la vida de tus personajes, la vida de tus creaciones.

Era agradable. Pero él sabía perfectamente que nada de eso duraría; por eso se fue de alli, y dedcidió establecerse por su cuenta, para poder vivir sin tener miedo a que te consideren un loco suicida. Y aún viviendo solo, no era capaz de librarse de las constantes preocupaciones y molestias de su madre. En realidad era por ella por quien más se preocupaba. Le preocupaba su continua tristeza, ese estar y no estar. En una ocasión confesó ante él que había intetado suicidarse, pero que nunca había podido, y la razón de su incapacidad había sido él: "¿Quién cuidaría de mi pequeño, si no?", solía decir en aquellos momentos.

Se fue porque no soportaba ver a su madre sufriendo, viviendo una realidad que no quería vivir, tratando en vano de alcanzar una felicidad que probablemente nunca conseguiría... o al menos eso le parecía a él; porque es que ella, a pesar de confiar plenamente en él, nunca le había dicho qué era lo que necesitaba para conseguir esa felicidad que tanto daño le estaba causando. La felicidad duele, y muchos la ansían con demasiado fervor, no ven a la misma amante pasional que veía él cada noche junto a él en el despacho, no veían su pícara sonrisa, no eran capaces de ver que todo era sólo un juego, y que lo único que hay que hacer es jugar, reír y pasarlo bien. ¿En qué juego se ha visto que se tenga que llorar? ¿Qué niño aceptaría jugar a semejante juego? Sólo había que seguir las reglas... ¿Tan difícil era? Para él si.



Encendió la lámpara del escritorio, y tuvo que cerrar los ojos para evitar que la luz le cegara. Por alguna razón, la luz de la bombilla le parecía aquella noche extraña, y molestamente fuerte. Al parecer las teclas del teclado pensaban lo mismo, ya que manifestaban su incorfonmismo ante tal cantidad de claridad produciendo mucho más ruido que antes, si cabe, y a los pocos segundos declararon tajantemente que no volverían a escribir nada si no volvía su ansiada oscuridad.

Tras haber intentado en varias ocasiones seguir con el relato se dio por vencido, y permitió a su mente vagar por los lugares más recónditos de su conciencia. Esta se paseó libremente, revolviendo cajas llenas de obetos y recuerdos olvidados, en ocasiones encontraba rostros sin nombre y deformados por el tiempo, o tal vez encontraba palabras en otros idiomas que no sabía lo que significaban, pero que, por alguna extraña razón, habían quedado arraigadas en su mente para siempre. Y entonces, revolviendo en una de las primeras cajas que se creó, encontró una foto reciente, y antigua a la vez. Era una fotografía de una mujer, hermosa a su parecer, que sonreía muy débilmente; su rostro redondeado y enmarcado por la fatiga de quien acaba de realizar un gran esfuerzo se veía resaltado por dos ojos verdes preciosos, no demaisado grandes, ni demasiado pequeños, pero que sin embargo era como si reflejasen todo lo que estaba viviendo la mujer en ese instante. Era la mirada de una mujer que estaba empezando a conocer el dulce amargor de la vida; aceptaba esto pasivamente, con comprensión, pero no estaba dispuesta a dejarse llevar a donde la llevase la vida como si fuera un juguete. Ella sabía que había venido a este mundo luchando, y que se marcharía luchando por lo que quería, por sus ideales y sus pasiones. No estaba dispuesta a morir y ser recordada como la mujer que habría podido ser; no, ella quería ser recordada por la mujer que fue, y la que aún es. Una mujer que ama hasta límites insospechados a sus hijos y a su marido, en ocasiones demasiado, llegando incluso a olvidarse de si misma. Una mujer que luchó por ser quien era en un mundo que buscaba a la barbie perfecta, y no a la muñeca de porcelana que ella es.

3 comentarios:

rianean dijo...

jjaja, próntamente restableceré mi blog; solo que ahora se llamará potesglob.blogspot.com jeje
voy a colgar mis magníficas creaciones
jejej, si, a veces creo cosas... cosas flipantes
uuUUUUU, que misterioso soy xDD

rianean dijo...

por cierto, las muñecas de porcelana y los autómatas me dan bastante miedo
uuUuuUUuUuuUU, soy un miedicas xDD

AsDePiqas dijo...

El mundo es un sitio bastante grande.

Si quieres alguien que se interese por una muñeca de porcelana, busca.

Usa esa filosofía tuya: Los pies llevan.

¿Te has dado cuenta que las tripas piensan mucho mejor que el cerebro? Que manden las tripas sí señor.