sábado, septiembre 30, 2006

2+2= 3.5

2006. Sep. 30


Hoy es uno de esos días en los que te levantas pensando que el mundo es una mierda, sacando las ganas de lo más lejano del corazón para poder hacer lo que te corresponde hacer, cuando para lo único que tienes ganas es para botarte con un rollo de papel higiénico en la habitación de tu madre e hincharte los hojos de llorar de envidia viendo telenovelas...


Hoy es uno de esos días en los que, como suele suceder, no puedes hacer nada de lo que te gustaría, y tu único consuelo es escuchar música triste, para que te dejen el ánimo peor de lo que ya estaba...


Hoy es uno de esos días en los que, curiosamente, acabas recordando como uno de los más bonitos de tu vida, y de los más contradictorios... Porque donde debería haber (en su gran mayoría) mujeres, te das cuenta que el 80% son hombres (siempre se ha sabido que los hombres son, por regla general, más leales que las mujeres... triste pero cierto..) Pero no te molesta... por que estás bien así, y cuando te deprimes quien te levanta el ánimo son ell@s...




Gracias a: Mateo (la rana que acabó siendo príncipe sin quererlo), Samu(el filósofo que se cuestiona primero a él, después a mi, y después al resto del mundo...), Imanol (El hetero más sensible que mis ojos han tenido nunca el honor de conocer...), Safo (La persona especial para mi, y normal para el resto del mundo) y Eliana ( La única persona que me salvó porque no estaba ese día...)

martes, septiembre 26, 2006

Cuando te quiero...

2006. Sep. 26


Cuando sientes algo que no es tuyo, y que no te gusta sentir, te cuentan algo que realmente no querías oír, preferías haber seguido en la más dulce y estúpida ignorancia, asi vivías mejor...
- Te quiero...y estoy celosa.
-¿Celosa?
-Sí, celosa...
-Celosa, ¿de qué?
Me acerco y te beso, es un beso suave, casi una caricia, pero tú sientes como si te recorriese todo el cuerpo una brisa de aire frío, se te eriza el vello de los brazos, y el de la nuca, y sonríes... te gustan esos besos, y sabes que lo sé, ya me lo has dicho. Tratas de acercarme a ti, para que ese momento no termine nunca, quieres abrazarme, y demostrarme lo que me quieres. Yo también, pero me separo, y te miro...
-De esto estoy celosa...
-¿De esto? ¿Estás celosa de los besos? ¿Celosa de nuestros besos?
-No. Estoy celosa del recuerdo, de la nostalgia...porque ellos reviven mejor que yo los momentos que ya pasaron...yo me tendré que conformar con besar el aire cuando nadie mire...
Silencio...
-Pero...esto no tiene por qué terminar...podemos estar siempre juntos, yo te amo, lo sabes, ¿verdad? Te amo más que a nada en el mundo.
Se rie nervioso...lo sabe, pero intenta hacerme cambiar, o retrasar el momento...
-Sabes por qué lo hago, ¿verdad?
-Pero, ¿por qué no puedes vivir así, feliz y normal? No es necesario sufrir para ser feliz teniendo un cuaderno repleto de tinta, con palabras que nunca dirás, con sentimientos que nunca expresarás, sino a tus fantasmas... ¿No puedes ser feliz conmigo?
Las lágrimas empiezan a asomar a sus ojos a la par que a mi rostro se asoma una sonrisa compasiva, y los primeros avisos de lo que será un llanto memorable...
-No.

jueves, septiembre 21, 2006

Entonces...

2006. Sep. 21

- Adiós


No levanta la mirada, sigue absorta...


-¡Me voy a ir!






Nada.


Ella observa las páginas, bebiendo de ellas, alimentándose de ellas, amando en ellas, deseando con elllas... Todo lo demás ajeno a las páginas, no existe, está, pero no está; existe porque tiene que coexistir con alguien, pero ella no está a gusto con lo que le ha tocado coexistir...


-¿Me estás escuchando?... He dicho que me marcho...que no volveré.


Las lágrimas comienzan a aflorar en su rostro... pero ella sigue impasible, como si el tiempo se hubiese detenido en el gesto inicial, sólo sus ojos azules se mueven siguiendo a las palabras... es como si estuviese hipnotizada.





Él se sienta, y llora, mucho... no entiende por qué...






Deja de llorar, y se levanta.... empieza a caminar, pero se detiene, y mira hacia atrás.



-Te quiero- , susurra. Y sigue caminando.... se aleja, y no vuelve a mirar atrás.


De repente ella levanta la mirada, lo busca, y no lo ve. Una lágrima se derrama de sus ojos, y suavemente, casi de una manera imperceptible, responde:



- ..Yo también...

jueves, septiembre 14, 2006

Esa sensación tan extraña...


2006. Sep. 14
....y entre santa y santa, al rey se la levantan.
Primera página.... ya comienzas a desear vivir en un siglo que no es el tuyo, saborear un aire, que ya ha sido respirado, ver un sol que ya se ha gastado...
.....Lo tuyo ha sido de licenciado en hacerse enemigos, asi que yo, en tu lugar, cuidaría el pellejo.
Segundo capítulo... te culpas por haber nacido veinte años tarde, a millones de kilómetros de distancia... Desearías ser Caridad la Lebrijana... (¡Ay, quién tuviera la suerte!...)
... Si un día muero- pensé en ese instante -, quiero morir así: sumergido en semejante color.
Página 193... Dios bendiga a la sensación, el sentimiento, la admiración o la obsesión que me haya empujado a querer hacer una mejor crítica, con mejor base, de una película que seguramente habría visto sólo por el protagonista masculino.
P.D.: Aunque bien mirado, tampoco esa es una razón tan mala... :P

martes, septiembre 12, 2006

Vade retro!!!

Me encanta empezar el mes de septiembre, porque comienzan otra vez los deseos de tener las vacaciones, los avisos de un estres anunciado, la inevitable cita con la monotonía, el gusto que da el estrenar cosas nuevas, el ir de compras en familia (mis hermanas, mi madre y yo), en busca de la ropa más buena, bonita, barata; el material nuevo, a veces innecesario... y demás caprichos espontáneos. Las ganas de llegar a casa para estrenarlo todo ya, lo divertido que es el contemplar los tennis nuevos delante de la zapatera, sabiendo que no te los podrás poner hasta que empiecen las clases.


Me encanta escuchar una canción una y otra vez, practicar con ella mi playback, y mi puesta en escena (muy buenas, por cierto). Cantarla, y cantarla hasta que me duela la garganta de tanto gritar la letra en inglés que apenas entiendo. Saltar como si tuviese a mil personas mirándome, esperando que lso sorprenda. El orgullo que sientes al oír que te dicen que "¡¡Bajes la puta música ya y deja de gritar como una becerra!!", porque sabes que dicen eso porque estan envidiosos, porque ellos no pueden hacer lo mismo ante millones de personas y tú si.


ADORO el imaginar la reacción de una persona cuando vea cómo me he dejado el pelo, los comentarios estúpidos como: "¿¡Pero qué te has hecho!?", "¿No lo ves?, cortarme el pelo", o "¿Qué te ha pasado?". Cuando me imagino y veo cosas como esta me rio con todas mis ganas. Siempre me ha gustado esa reacción en las personas, y he disfrutado con ellas, y más si son para mí. En otras palabras, hoy he descubierto que me gusta sentirme portagonista, y que, ¿qué demonios?, no voy a dejar de serlo sólo porque no me hagan caso...


Voto a Dios a que seré la persona más protagonista y la que tenga la autoestima más grande de todo el mundo mundial....




¡¡Prepárate mundo, hoy me he cortado el pelo, y viviré para que lo veas!! xDDD

miércoles, septiembre 06, 2006

Aquellos maravillosos hipócritas...

2006. Sep. 6

Lamento decir esto, pero es la pura verdad: Estamos siendo invadidos. Sí señor, invadidos por una variante del ser humano, que se confunde muy bien con la multitud, pues no llaman la atención nada más que cuando se les conoce.
Estos "seres", nacen como cualquier otro hijo de vecino, con la pequeña, pero llamativa peculiaridad de que, al crecer, tienen la costumbre de olviadar a la palabra "sinceridad" y "franqueza" de su diccionario.
Un ejemplo bastante claro, es cuando este tipo de personas se ven envueltas en una discusión de una manera totalmente indirecta, y más tarde, escuchan a una de las partes envueltas en la disputa. Bien, queramos o no, estas personas eligen bando, normalmente del primero que se les acerque, y no se limitan a preguntar o a escuchar a la otra persona implicada, porque dos no pelean si uno no quiere, simplemente, tratan a esa persona, que ahora es su enemiga de una manera "normal", exceptuando el pequeño detalle de que, a partir del momento en el que toman bando, todo, absolutamente todo, lo que diga esa persona, es mentira, y resulta una pesadez, y hacen lo imposible para no oírla (todo, siempre, claro está, de una manera muy sutil, para que el afectado no se de cuenta).
Porque es que estas personas carecen de lo que otros seres humanos llaman opinión propia y valor para expresarla, y se dejan llevar por la opinión de otras personas, de caracter más fuerte, y con opiniones más firmes, para expresarse, y parapetarse tras ellas.
Señores y señoras ciudadan@s del mundo, estamos en alerta roja. Los HIPOCRÍCTICUS pueden salir de cualquier parte del mundo, incluso las personas que usted considera sus "amigos", pueden formar parte de esta nueva secta.
Tengan cuidado.

lunes, septiembre 04, 2006

Te falta gracia... ¿Aún crees que me conoces?

2006. Sep. 4

Estoy en la cama, con un gripazo enorme... 38ºC de fiebre, y mis pies se han declarado oficialmente en huelga, ya no quieren caminar: al menos no hasta que las rodillas dejen de temblar.

Se abre la puerta de la habitación. Giro la cabeza hacia la pared contraria a la puerta y cierro los ojos, simulando estar dormida. "Ojalá que no sea él", pienso. Pero sí, es él... su perfume y su agitación son inconfundibles. Sigo con los ojos cerrados.


-¿Por qué cada vez que vengo te haces la dormida?

Continúo en silencio...


-¿Tan horrible te pareció? Fuiste tú la que lo hizo... fuiste tú la que me lo pidió, yo sólo cumplí mi promesa.


Tal vez debería responderle. Lleva razón. Al fin y al cabo, lo hice yo.


-Siempre igual... ¡Seguirás siendo toda tu vida una condenada egoísta y ególatra, Jenny!


¡A la mierda! ¿Piensa eso de mi? ¡Muy bien! Me da igual, de todas maneras, ya me deshice una vez de la última persona que me llamó así, y puedo volver a hacerlo.


Suspira y se va. Cierra la puerta dando un sonoro portazo, y yo espero unos momentos a que su fragancia y su angustia se vayan tras él... Sé que no podría soportar reincorporarme con parte de él todavía ahí..


Vuelvo a abrir los ojos, me incorporo, y miro la puerta por la que acaban de salir él y su estúpido sombrero calado hasta las cejas. Miro la puerta con tanto odio... Comienzo a pensar en lo que habría podido contestarle, y casi sin darme cuenta, estoy volviendo a pensar en ella, en lo que hice. Y me da tanta rabia... Me tapo con la sábana y comienzo a llorar por cuarta vez en la mañana...


... De remordimiento.



Ella sigue allí, al lado de él, con miradas llenas de amor y ternura para él, y miradas envenenadas para mi. Me miraba de una manera como diciéndome: "Mira, a mi me quiere y a ti no te hace ningún caso. Te guste o no, es mio, y siempre será asi."
Ya hace rato que nos separamos de la puerta y andamos solos por la estancia. Ellos dos charlan animadamente, yo callo, y busco al lobo con la mirada (a pesar de que no se ve nada)... ¿Cuándo se separó de nosotros?

Aún no me puedo creer que accediese a adentrarme en este antro oscuro y deshabitado con ellos dos. Andar con ellos a oscuras es como andar sola con un insesante cuchicheo procedente de ninguna parte, y con la eterna sensación de que te está mirando la puta nuca aunque no te la vea. ¡Es horroroso!

Tampoco sé por qué entré aquí, qué me empujó a fiarme de la sonrisa de un hombre que cumple sus promesas aunque le hagan sufrir a él o a los demás. A decir verdad, no sé por qué pensé que era Harry Haller... por qué me pareció atractivo e interesante por una pequeña pero intensa fracción de segundo. Al fin y al cabo, vestía ropas andrajosas, y su higiene personal dejaba mucho que desear...

Creo que lo seguí por lo que leí en el cartel... "SÓLO PARA LOCOS", ponía... Cuando lo leí el corazón se me aceleró, y me dio vueltas la cabeza; luego él me tendió la mano... y yo se la cogí porque no sabía lo que hacía.

¿No sabía lo que hacía? Me reí por lo bajo... Mis pies sí sabían lo que hacían.

Di un traspiés con algo en el suelo, y casi no beso el piso. Cuando me incorporé miré a las velas con infinito odio, como si ellas tuviesen la culpa de todo lo que estuviese pasando. Nunca había visto unas velas que iluminasen tan poco.

Como todo está tan oscuro decido andar con las manos por ojos; "Como Paloma", pense. Entonces toqué algo frío con las manos, era el pomo de una puerta. Lo giro, y empujo, para descubrir una habitación blanca que parece no tener fin, con una cama en un extremo y una sola ventana muy grande, abierta siempre.
La puerta se cierra tras de mi por una corriente de aire, y me doy la vuelta para tratar de evitarlo, pero llego tarde. Sin embargo, no fue por el viento por lo que la puerta se cerró, sino porque él acababa de entrar.


-¡Le estaba buscando, señor Haller! ¿Qué es esto?


Pero Haller pasó a mi lado sin mirarme, como si a sus ojos fuese invisible. Tenía el rostro grave, preocupado... y triste, pero era diferente... había algo en él que no era lo mismo.
Se dirigió con paso firme a la cama, y se detuvo a un lado; no me habia dado cuenta de que había alguien acostado en ella.

Lo miré, curiosa... ¿qué estaría haciendo allí? Levantó la mano, como si fuese a tocar a la figura, pero se detuvo, y volvió a colocar el brazo junto al cuerpo, muy lentamente, como si le doliera hacerlo. En su lugar preguntó con una voz cansada, arrastrando las palabras:


-¿Por qué cada vez que vengo te haces la dormida?

sábado, septiembre 02, 2006

¿Hacer como que no sé nada?

2006. Sep. 2

Es la primera vez que camino por Santa Cruz yo sola... y la verdad, no da tanto miedo como pensaba; el secreto reside en no tener secreto, en no tener ningún sitio al que ir, en dejarse llevar. Forma parte de mi nueva filosofía: dejar que mis pies me lleven a donde quieran ir, sin imponerles un rumbo fijo. Ahora mis pies son los que mandan.
Se paran. Giran hacia la pared que tengo a la derecha, y levanto la mirada. Es una puerta enorme, y tiene un cartel colgado.
"HOY, A LAS 22:00H, GRAN ESTRENO DEL TEATRO DE HARRY HALLER, ENTRE USTED, Y CREE SU PROPIA NOVELA". Giro la cabeza, confundida: No sabía que Harry Haller fuese dramaturgo, y mucho menos que existiese.
Y de repente todo se detuvo; el silencio se apoderó de la ciudad: la gente dejó de hablar, los niños dejaron de pedir cosas a sus padres, las parejas y amigos dejaron de saludarse al encontrarse ... Incluso las palomas y los coches se detuvieron. De hecho, todo eso había desaparecido... los edificios, las calles, los habitantes, las luces, todo. Ahora me encontraba en una calle muy mal adoquinada con piedras, frente a un edificio extremadamente viejo, que amenazaba con derrumbarse de un momento a otro. Me fijé mejor, y descubrí un cartel muy viejo que aún se resistía a despegarse del todo de la pared. Anunciaba el estreno de una obra, una obra que, no sabía muy bien por qué, no se representó, pero aún asi, el cartel seguía allí, anunciando los momentos que en la vida se representarían, los aplausos que no se dejarían oír; anunciando un hecho futuro que había quedado en el pasado.
- Es una historia muy triste, esa.
La voz hizo que me sobresaltase. Dirigí mi mirada hacia el lugar desde el que me había parecido oírla llegar, y descubrí a un hombre de estatura media, con un abrigo negro de aspecto viejo muy largo, y un sombrero, igualmente negro, y viejo, calado hasta las cejas, tratando en vano de tapar un pelo alborotado, que tenía todo el aspecto de no haber visto agua en mucho tiempo. Pero si el pelo y la ropa del individuo tenían mal aspecto, este tampoco se libraba: Su rostro estaba surcado de arrugas prematuras por el exceso de sufrimiento y el no saber adaptarse en el mundo real, y sus ojos, que en otro tiempo habrían estado llenos de una luz alegre y viva, ahora contaban la historia más triste y amarga que se pueda escuchar. Era un hijo desheredado de la sociedad, un animal preso en un cuerpo humano, con sus límites correpondientes: una bestia enjaulada.
-S-¿Señor Haller?-pregunté.
-Yo iba a asistir a esa representación... pero desgraciadamente se tuvo que suspender. Algo terrible lo que sucedió allí.
-¿Es usted el señor Harry Haller?
-La verdad es que es una lástima que vayan a derrumbar este edificio... Tiene tanto que contar, y tanto que llorar. Te sorprendería escuchar lo que cada pared, cada camerino, tiene que contar, lo que han visto.
Me di por vencida, y decidí seguirle la corriente; al fin y al cabo, no tenía nada que perder. Creer que él era el personaje de la novela de Hermann Hesse era igual que creer en Dios: no se pierde nada si es mentira, y se gana todo si es cierto.
-¿Qué le sucedió al teatro?
-¡Oh, algo terrible! Ahí dentro, en el escenario, asesinaron a la actriz principal...
-¿Y por eso han clausurado el teatro y han dejado que se deshaga de esta manera tan deplorable?
-Oh, no, muchacha, nada de eso. Veo que no has entendido nada. El teatro había sido clausurado mucho antes de que sucediese el asesinato.
-¿Entonces?, no entiendo, ¿cómo iba a haber una representación si el teatro había sido clausurado con anterioridad?
-Veo por tus palabras que no te has parado a leer con detenimiento el cartel que antes mirabas con tanto interés.
Me fijé mejor en el cartel al oír sus palabras, y lo que leí me dejó asombrada, aunque de una manera subconsciente ya sabía qué era lo que iba a haber escrito en ese cartel.
"SÓLO PARA LOCOS". No ponía más, pero esas tres palabras fueron suficientes para entender. Miré al supuesto lobo estepario, y le sonreí, y él me devolvió la sonrisa, pero no una sonrisa alegre, sino una sonrisa triste y cansada, de las que tienen los que están cansados de vivir, pero no tienen el valor suficiente para coger la cuchilla.
Me tendió la mano, y yo se la cogí. Me dejé llevar por muchas calles, y callejones, a cada cual más vacío, oscuro, y silencioso. Caminamos durante diez minutos, hasta que supe por mi guía que habíamos llegado a nuestro destino.
Estábamos en un callejón con una sola salida y entrada, que se encontraba entre dos casas muy antiguas del barrio burgués que, como más tarde supe, habían sido habandonadas tiempo atrás por sus últimos dueños debido a que estaban embrujadas. En la pared de una de las casas había una puerta pequeña, casi invisible, que se confundía con la mugre y el hollín de la pared. Haller tocó tres veces la puerta, en tres sitios diferentes. Parecía una contraseña. Pensé que debía recordarla. Realmente, había pensado que debía recordar todo aquello, para luego contárselo a él. Seguramente,cuando acabase mi relato, me miraría con una sonrisa, con su sonrisa, y pensaría que tengo mucha imaginación, y tiempo para gastarla. Pero me daba igual, se lo contaría, y se lo demostraría.
Mientras pensaba en las palabras que iba a utilizar para contarle todo eso, el señor Haller abrió la puerta y entramos. En comparación con la oscuridad del callejón, el interior de la habítación en la que estábamos era extremadamente luminosa, a pesar de que sólo estaba iluminada por unas cuantas velas y dos antorchas muy separadas una de otra. Poco a poco mis ojos fueron adaptándose a la nueva claridad, y examiné cuantelosamente toda la estancia, y de repente un grito ahogado de sorpresa llamó mi atención, y ya no necesité pensar más en cómo haría para que él me creyese, porque estaba ahí, frente a mi, tan sorprendido o más que yo, y a su lado, ella, la fuente del grito, y con su nueva y ya afianzada mirada de odio asesino clavado en mí.