domingo, octubre 15, 2006

La carta

2006. oct. 15


- ¿Y por qué viniste tú aquí?


-Y-¿yo?...pues no lo sé, yo...


Sonríe de medio lado y la mira...Cree saber su secreto, lo que se esconde en su alma romántica y pasional...Pero nunca llegó a saber de un modo cierto lo lejos que se hayaba él de las verdaderas motivaciones de la que más adelante fuese su musa...



Y ella lo miraba a él, con el corazón latiéndole a mil, y sintiendo que él lo sabía todo de ella y nada de él.


Hubo un tiempo en el que gustaban de hablar largas horas, sobre cualquier cosa, y todo apuntaba a que esas conversaciones, las sonrisas de ella, y las miradas de él, llegaría a ser una bonita historia de amor; pero si hay algo que define al destino, y a la vida, es que juega con las personas a su antojo, uniéndolas y separándolas a placer.



Querido:



Espera...sólo espera.


Eso es lo que me hubiese gustado decirte tantas veces, en las que las palabras no me salían, me hubiese gustado gritarte tantísimas cosas, y susurrarte muy pocas. No sé si alguna vez te lo llegué a contar.


Odio susurrar, prefiero gritarlas, porque así los sentimientos se sienten más libres dentro de su continua prisión que son las palabras, y pueden besar el viento con ternura desesperada... No sé si te lo conté... fueron tantos los secretos mentidos, y los abrazos confundidos.


Una vez vi una foto, de dos personas que se abrazaban. Él la abrazaba a ella como si por entre los resquicios que dejaban sus brazos se fuese a escapar su vida, había tanta pasión, tanto deseo en ese abrazo. También me hubiese encantado abrazarte así, pero nunca fui capaz de sentir ese deseo, ese abrazo.


Se me partió el corazón en mil pedazos cuando me dijiste que me amabas, y más cuando descubrí que, cuando hablábamos, te escapabas de mi lado para viajar con la mente al lado de ella. Siempre supe que la amabas, yo también la amé una vez, pero ella me mintió, me traicionó, o tal vez solo yo fui la que se engañó, queriendo creer que estaría a mi lado para siempre, porque ella también me quería... Pero ya nada de eso importa.


Como bien he dicho, se me partió el corazón, y nunca pude volver a recomponerlo cuando vi el "Te quiero" tachado encima de la mesa, y tu silla vacía. Fue demasiado el dolor que sentí...



Te quiero.













Ahora, al releer la carta que ella escribió en la servilleta, sus lágrimas vuelven a derramarse por su rostro, preguntándose por qué no se quedó a esperar su vuelta.

2 comentarios:

AsDePiqas dijo...

Somehow

Strange

Libelle dijo...

But...do you like it?