2006. oct. 7
-...Y le pasabamos una cuerad al cesto, y ella se lo subia parriba, lo vaciaba, y luego nos lo bajaba con botellas de vino y comida...
-¡¡Ala!! Jajajajajaja. ¿Y el coronel no se daba cuenta?
-No, sus hijas las pelaban, y luego nos pedian el cesto para poner las papas, y mientras nosotros nos bebíamos el vino y la comida. Jajajajaja...
- Que chulo... ¡cuéntame más!
-Bueno, un día me gané un permiso, porque...
Tus palabras acuden a mi memoria cada noche, y en ocasiones lloro con ellas, otras me rio; la verdad es que tenías mucho que contar, y poco tiempo para ello, te habían pasado tantas cosas.
Pero esta vez, no es por tí, o por mí misma por quien acuden tus recuerdos a mis noches, sino por él...
Arrastra tras de sí tanto dolor, tanto sufrimiento, deseos locos de echarse a correr, de huir a los brazos acogedores de su amada, y hundirse en sus besos para siempre; para olvidar, para no setntir más.
Porque ve, como yo, que una persona valiosa se va sin que a él le de tiempo siquiera de despedirse, porque no le dejan. porque no puede, porque es mejor así. Pero aún asi no puede evitar recordar las promesas que le hizo y que no podrá cumplir, y las historias que le tendrá que contar al viento sobre él. Sabe que estará mejor, pero él seguirá sufriendo, porque él vive, y padece su ausencia, y maldice cada segundo que malgastó sin estar a su lado....
Porque la muerte llega cuando uno menos se lo espera, pero siempre hay gente al rededor que lo presencia, y que te ofrece el hombro para que llores, y la mano para levantarte.
Te quiero, Ima.