jueves, febrero 15, 2007

Behind me...

2007.feb.15


Y a veces pasaba las tardes enteras dormitando tumbada en la hierba, con las flores alzadas junto a ella, y una sonrisa perenne dibujada en su rostro. Observaba con los ojos entrecerrados las copas de los árboles sobre ella, la luz que se filtraba por entre las ramas, los dibujos que las sombras de las hojas dibujaban en su rostro, traviesas, moviéndose y bailando al compás del viento, de su melodía.


Y siempre que se perdía en su rincón del universo, el tiempo se detenía, perdía su identidad, su nombre, su ropa, sus prejuicios, sus miedos, sus esperanzas, sus sueños, su todo, para ser simplemente Ella. Y otras veces simplemente pensaba en las palabras que tenía escondidas detrás de los árboles, palabras, confesiones, que nadie había leído nunca, que le pertenecían solamente a ella, que nunca nadie leería o conocería, ahí se escondía esa parte de si misma que la dragona cuidaba celosamente y con cariño, como si se tratase de su hijo, para que nadie nunca la viera, para que nadie nunca la corrompiese con amor, celos, rabia, competitividad y esas cosas tan humanas pero, al fin y al cabo, tan suyas.

De vez en cuando se preguntaba por qué había cosas que se escribían y que debían permanecer ocultas para todos, que nunca debían ser rozadas por los ojos y la comprensión del "mundo real", por esa realidad sin sentido por la que nos sentimos vivos. Se preguntaba por qué era tan difícil sonreír a veces y también llorar. Se preguntaba por qué las personas no serían siempre niños, siempre inocentes, ingenuos, divertidos, inconscientes, capaces de creer que pueden volar sólo porque su corazón les dice que pueden, porque no hay nadie que les diga que "científicamente, ningún ser humano puede volar porque carece de las características físicas necesarias para ello, y, por lo tanto, los niños tampoco pueden volar". Se preguntaba la explicación a ese afán tan incomprensible de saberlo todo, de explicar todo lo que sucede, buscando porqués, en lugar de aceptar sin más lo que sucede, sonreír y seguir andando. Y se daba cuenta de que eso era algo que venía implícito en la condición de "ser", porque ella misma necesitaba conocer la explicación de algo...







Y todo sucedía rodeada de flores, tumbada entre la hierba, escuchando el suave rumor del viento, y los pájaros tratando de competir contra él, y su sonrisa aún dibujada en el rostro. Se puso de medio lado y se decidió por fin a dejarse llevar por el sueño, a dejarse calentar por el tibio aliento de la dragona que guardaba su sonrisa.




Al fin y al cabo, fuera del bosque, era una humana más.

6 comentarios:

Smilegirl dijo...

*_* sobrecogedor, etéreo, maravilloso, soñador, real, increíble, cálido, dulce....

todo mezclado en las tibias y tiernas palabras de libelle ...

chapó!

rianean dijo...

buff, tantísimo tiempo sin pasarme por aquí, necesitaba leer la calidad de mi dragonfly ^^. eres genial y buenísima.

Libelle dijo...

Smilegirl: Muchas gracias Smilegril, la verdad es que a mi el post, personalmente me resulta un tanto raro...pero me elgro de que te guste:P

Mateo: (K)!!!! Ya era hora de que volvieses a comentar!!D

AsDePiqas dijo...

Cito al Grandísimo Cronopio:

Y porque se ha salido de la infancia se olvida que para llegar al Cielo se necesitan, como ingredientes, una piedrita y la punta de un zapato.

Rayuela, juego infantil, .libro & metáfora.

Libelle dijo...

AsDePiqas: Intentaré descifrar la metáfora, aunque creo que ya sé por dónde va :P

Dragonfly: ^^ Besitos ;)

AsDePiqas dijo...

No me cabe la menor duda :)